A pocos minutos de mi casa existe otro mundo, un mundo que parece vivir en otro tiempo, con otras reglas, otros códigos. A pesar de la diferencia, o tal vez por la diferencia, siempre es interesante volver.
Volver a la vieja teoría del cazador en un rincón que espera el momento justo para apretar el obturador, en este caso arrinconando la presa entre el sol y las sombras.
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